Un cuento al revés

 

 

 


 

LA PEQUEÑA Alba saltó de la cama cuando sonó el despertador, se dirigió a la habitación de sus padres y los zarandeó cariñosamente:


—¡Venga, holgazanes, que ya es la hora!


—Mmm..., déjame un ratito más, hija —se quejó Papá, porque Mamá ni siquiera se había despertado.


—Si os levantáis ahora mismo, os dejo desayunar viendo la tele.


Entonces saltaron de la cama, tirando las sábanas por el suelo, atropellándose y dándose empujones cuando se dirigían salón.


Como cada mañana, Alba tuvo que intervenir para que no se pelearan:


—A ver, Mamá, ¿no pusiste tú ayer las noticias...?, pues hoy le toca elegir a Papá.


—¡Los deportes, los deportes...! —gritó Papá dando botes en el sillón.


—¡Jooó...! —se quejó Mamá, y se fue enfadada hacia el cuarto de baño.

Alba, mientras tanto, fue a la cocina para prepararle el desayuno a sus papás.


Mamá se metía con Papá continuamente y le sacaba la lengua desde el cuarto de baño. Por eso Papá le tiró una zapatilla, que rebotó en la puerta haciendo un ruido enorme.


—¡¡CLONK...!!